Con la culminación del Siglo 20, culmina también el reinado de la una vez omnipotente industria discográfica. Aquel monolito cuasi milenario que rigió supremo el mundo de la música durante décadas, y que la convirtió en una suerte de muro de contención que apenas permitía la percolación, incluso, del más básico y elemental ejercicio creativo.
No obstante, este nefasto paradigma – una vez pensado inalterable – parece carecer de aliento de vida en este nuevo siglo.
Aquello que una vez fue una industria dominada por traficantes de ganancias ajenos a la gestión artística, hoy se ha convertido en un ejercicio de autogestión que ha demostrado ser el nuevo modelo sustentable para que artistas de todas las disciplinas (y en especial la musical) expresen su visión sin filtros ni estipulaciones predeterminadas. Aquel proverbial DIY (hazlo tú mismo) ligado a la escena Punk de la década de 1980 y que hoy resuena contundente a través de plataformas digitales que permiten al artista recaudar directamente los frutos de su trabajo y, de esa manera, continuar su gestión.
A todas luces, ese parece ser el modelo que regirá la música durante gran parte del Siglo 21.
Hispanodelia, cumple con esa misión fundamental de ser muestra fehaciente de seis importantes elementos de esta nueva subcultura musical – psicodélica, lenta y pesada – que aparenta estar incendiando la imaginación de las nuevas generaciones desde el Río Bravo hasta la Patagonia.
Este esfuerzo, gestionado, diseñado y producido por las propias agrupaciones que participaron, sin la necesidad de ningún sello discográfico como intermediario; constituye el máximo ejemplo del poder que la escena subterránea de América Latina posee a nivel internacional. No es una casualidad que entre 2018 y 2020, al menos 20 producciones discográficas de agrupaciones latinoamericanas fueron lanzadas en formato de vinil, cinta y disco compacto por sellos independientes europeos.
Atrás quedó la gran maquinaria engullidora de sueños que controlaba cada movimiento y expresión del artesano sonoro, para dar paso a una suerte de anarco-cooperativismo cultural donde el artista es dueño y señor de su propia voz, mientras mantiene un contacto directo con su audiencia sin necesidad de terceros.
En su manifiesto de las especies, el naturalista británico, Charles Darwin, aseguró que “no es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente. Es aquel que es más adaptable al cambio.”
Sin duda alguna Hispanodelia huele a adaptación. La natural evolución del rock como movimiento subterráneo hacia nuevos paradigmas socioculturales y una nueva visión de lo que es arte musical para este siglo con apenas dos décadas de vida.
Así que tomen Hispanodelia algo así como una tarjeta de invitación a echarle un vistazo al futuro de la música en años por venir. Una de las primeras (sino la primera) invitaciones para observar desde la distancia que constituyen el tiempo y el espacio, las grandes autogestiones culturales multinacionales que caracterizarán a esta – apenas infante – escena psicodélica, lenta y pesada de América Latina en un futuro no muy lejano.
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With the culmination of the 20th century, the reign of the once omnipotent recording industry also culminates. That quasi-millennial monolith that ruled supreme show biz for decades, and that turned music into some sort of retaining wall that barely allowed the percolation, even, of the most basic and elemental creative exercises.
However, this nefarious paradigm - once thought unalterable - seems to lack breath of life in this new century.
What was once an industry dominated by profit dealers outside of artistic circles, today has become an exercise in self-management that has proven to be the new sustainable model for artists from all disciplines (specially music) to express their vision without any corporative filters or predetermined stipulations. The proverbial DIY (do it yourself) linked to the Punk scene of the 1980s and that today resonates forcefully through digital platforms that allow the artist to directly collect the fruits of his work and.
Without a doubt, that seems to be the model that will carry the new music “business” for, at least, the first half of the 21st Century.
Hispanodelia (hispanic psychedelia), fulfills that fundamental mission of being a reliable sample of six important elements of this new musical subculture - psychedelic, slow and heavy - that appears to be burning in the imagination of new generations from the Rio Bravo to Patagonia.
This effort, managed, designed and produced by the bands that participated, without the need for any record label as an intermediary; constitutes the maximum example of the power that the underground scene of Latin America has at an international level. It is not a coincidence that between 2018 and 2020, at least 20 record productions of Latin American groups were released in vinyl, tape and compact disc format by independent European labels.
Gone is the great machinery that swallows dreams and controls every movement and expression of the sound artisan, to make way for a kind of cultural anarcho-cooperative movement where the artist is the owner and master of his own voice, while maintaining direct contact with his audience without need for third parties.
In his species manifesto, the British naturalist, Charles Darwin, stated that “it is not the strongest of the species that survives, nor is it the most intelligent. It is the one that is most adaptable to change.”
Without a doubt, Hispanodelia smells of adaptation. The natural evolution of rock as an underground movement towards new sociocultural paradigms and a new vision of what musical art is for this century, with just two decades of life.
So, take Hispanodelia something like an invitation card for a quick glimpse at the future of music for years to come. One of the first (if not the first) invitations to observe from the distance that constitute time and space, the great multinational cultural and self-managed musical endeavors that will characterize this - barely infant - slow and heavy psychedelic scene in Latin America in the not too distant future.
credits
released April 13, 2020
Producido y arreglado por las agrupaciones participantes.
(Produced and directed by the bands that participated)
Las bandas (The bands):
Hoja Madre (Perú)
Iglesia Atomica (Puerto Rico)
La Sustancia Divina (Mexico)
LAURA LA SANGRIENTA (Perú)
Múcaro (Republica Dominicana)
Yaatra (Argentina)
supported by 19 fans who also own “Hispanodelia [Split]”
For some reason, what I previewed and the real songs was somewhat different - maybe because of the cover art?
But I definitely don't regret something more spacial than expected. The recent Ocean drifting in space. frankwurst
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